La historia de la Iglesia de los Jesuitas se remonta más de tres siglos atrás. La tradición cuenta que se erige sobre la casa natal de San Ildefonso, Patrón de Toledo.
Abierta al culto en 1718, cuenta en la capilla mayor con un original retablo consistente en una pintura al fresco, enmarcada por columnas y marco pintados en perspectiva, en lo que ha venido en llamarse trampantojo.